A la sombra de las ruinas de la ciudad, hay gente que permanece. Han vivido en estas zonas áridas durante generaciones, y conocen los secretos de las bayas silvestres. Incluso en los inviernos más duros, pueden encontrar las bayas escondidas en las grietas del concreto y en los terrenos baldíos. Nadie sabe cómo las encuentran, pero siempre lo hacen. Los que quedan son un misterio para los personas de las colonias. Son lo suficientemente mayores como para recordar cuando la ciudad estaba poblada y había más gente aquí. Ahora, sólo quedan unas pocas personas, y todas son viejas. Los que quedan están contentos con su vida. Son felices viviendo a la sombra de los edificios que poco a poco se van desgastando y conociendo los secretos de las bayas silvestres.